27 sept 2011

Parecidos a las cañas


Besanzon, lunes 27 de mayo de 1867


Mi buen amigo,

¿Cómo estás? Melancólica cigueña de los lagos, inmóviles, ¿tu alma no se ve aparecer, en su espejo, con demasiado hastío ―que, turbando con su confuso crepúsculo, el encanto mágico y puro, te recuerda que es tu cuerpo el que, sobre una pata, la otra replegada enferma en tus plumas, se sostiene, abandonado? Devuelto al sentimiento de la realidad, escucha la voz gutural y aguda de otro viejo plumaje, garza y cuervo a la vez, que se abate cerca tuyo. ¡Con tal que todo ese cuadro no desaparezca, para ti, en los escalofríos y en las arrugas atroces del sufrimiento! Antes de dejarnos ir a nuestro murmullo, verdadera charla de pájaros parecidos a las cañas, y mezclados a su vago estupor cuando volvemos de nuestra imperturbabilidad sobre el estanque del sueño a la vida ―sobre el estanque del sueño, ¡donde no pescamos nunca más que nuestra propia imagen, sin soñar en las escamas de plata de los peces!― preguntémonos sin embargo cómo estamos, en esta vida! Reitero entonces mi primera pregunta, hermano: "¿Cómo estás? ¿Y cuánto ha progresado tu curación?".


Fragmento de una carta de Stéphane Mallarmé a Eugène Lefébure, en: Cartas sobre la Poesía, de Stéphane Mallarmé (El Perro y La Rana, 2008)

19 sept 2011

Papagayos


inti el magnífico y los adversarios
sobrevives apenas
recordándote desvencijado
con naufragios a cuestas como pájaros
apenas hoy equivocando pasos en los bolsillos
solo los restos de un futuro antiguo los adversarios
los clavos remachados en la luna
jugamos a vernos seguimos jugando con fantasmas
sin metáforas como un sello postal
anochecido entre las bisagras
los pájaros llevando las vidrieras por los seis lados
azules fluorescentes mentidos
los niños levantando cometas las indefinibles
voladores papagayos cometas los llaman
cortaremos los hilos malencuentro
vuelen las cometas, solas,
hoy es un día de hacer plumas
y tú ¿quién eres? después de tanta ausencia


"inti el magnífico y los adversarios...", en: Malencuentro pero tenía otros nombres, de Emira Rodríguez (El Perro y La Rana, 2008)

16 sept 2011

Clima



"Aquella noche hacía un calor que se caían los pájaros...".

"La vida real", en: Knockemstiff, de Donald Ray Pollock (Libros del Silencio, 2011)


13 sept 2011

Niña haciendo memoria en un campo de concentración televisado

"─En su vida anterior, ¿qué cosas le gustaban?
─Me gustaban los pájaros. Son bonitos, son libres, pueden volar. Me pasaba el día observándolos. Todo mi dinero de bolsillo lo gastaba en el mercado de palomas, y luego las dejaba en libertad. Me encantaba: sujetaba con las dos manos aquel cuerpo caliente y palpitante, lo soltaba hacia el cielo y volvía a ser dueño de los aires. Intentaba acompañar aquel vuelo con el pensamiento.
─¿Hay pájaros en el campo?
─¿No se ha dado cuenta? No hay. Los pájaros no están locos. Aquí huele demasiado mal.
─Usted es un poco el pajarito del campo ─dijo Pannonique con afecto.
Inmediatamente, PFX 150 se encolerizó.
─Déjeme tranquila con eso.
─¿He dicho algo malo?
─Pajarito por aquí, pajarito por allá, ¡no quiero que me llamen así!
─¿Otras personas del campo la llaman pajarito?
La niña dejó de hablar. Sus manos temblaban. Hundió su rostro entre las manos. Pannonique no pudo arrancarle ni un sonido más".


En: Ácido Sulfúrico, de Amélie Nothomb (Anagrama, 2007)

4 sept 2011

Autenticidad de las gaviotas


"La ciudad es hermosa. El muelle del Limmat me gusta especialmente. Puedo recorrer un montón de veces este muelle arriba y abajo, y siempre me sigue gustando. Las gaviotas no son artificiales ni disecadas, vuelan realmente en medio de la ciudad. Las grandes esferas de los relojes de las torres en el agua, los barcos con sus ventanas pintadas de verde..., todo ello es hermoso y genuino. Es auténtico. Da igual que me quede aquí o no. En este lugar va a seguir habiendo hombres que tendrán tiempo, que todavía no están «forzados»; que no están hechos de aire y papel, que no confunden la coyuntura con la vida, y sus intereses con el destino. El ambiente me basta; no necesito ningún intercambio, ningún contacto directo. Aquí me puedo sentir tan en casa como el antiguo reloj de la torre o un suizo nativo".

Zurich, 29.V.1915

"Preludio: El bastidor", en: La huida del tiempo (un diario), de Hugo Ball (El Acantilado, 2005)

1 sept 2011

Agentes del viento


Los pájaros aquí no son costumbre.
Traen, con todo, el amanecer.
Anuncian lluvia replegando las alas
y dicen la última balada para que los andantes
sufran un poco de belleza silvestre
antes de morir.
Son agentes del viento, los descarados.
En levedad
no les ganan ni las mejillas
ni la sonrisa de las muchachas.
Van en desorden rápido con vestigios de fiesta
del paraíso, pero no añoran lo perdido
tocados como están de una sed incesante.
Bajo el cielo cerrado
visitan los balcones, y en plena calle
llevan retozos cantarinos a la cabeza meditabunda
y verde de los árboles.
Cuando despiertan (si despiertan) los pechos humanos,
discurren alto con su cadencia de aire
y se mojan las plumas
y en amistad de sol aguardan la noche
sin inquietud, como criaturas
que reciben y dan regalos naturales.
Se puede, lo sabemos, apresar pájaros
porque no son costumbre. De algún modo
queremos cautivos por compañía
en esta casa de locos con vistas al horizonte
del mundo, la gran jaula.


"Pájaros", en: Descampado, de Eleazar León (Monte Ávila, 1999)