22 ago 2011

Sonrisa


Necesito una sonrisa que sea un tatuaje en el alma, que el agua no borre, que el frío no arredre. Una sonrisa que alivie. No son los dientes, no es la fisura en la carne, ni el movimiento en sí: es lo que se materializa momentáneamente en el gesto. Unas alas, un bálsamo, un aliciente. Algo que impide que el polvo se acumule y lo arrope todo. Algo que impide que el diablo te lleve, que los árboles se te encimen.

19 ago 2011

Estadio I


Así como el árbol afirma o niega
con el favor del viento
puede asegurarse que el huevo
fue creado para rodar lentamente por el mundo

A la naturaleza se debe el prodigio
la multitud de ensayos
para traer aves y otros seres
a la vida

Conocedora de sus propias fuerzas
de sus múltiples tendencias
una y otra vez fue roto el genial intento

Primero en el breve espacio
del vientre alado
variadas formas y diversos tamaños
dieron al traste con el maravilloso contenido

Llevarlo fuera
fue el segundo paso
expulsarlo con amor
con el instinto recoger la apropiada brizna
del lecho natal

Contra lluvias o nevadas o sol excesivo
armar el plumaje suficiente

Satisfecha de su obra
aprobado el procedimiento
natura suavamente
lo empuja en el cuerpo de la mujer

Sus paredes delgadas
aceptan sentimientos

Se contraen ante el dolor y la muerte
ante el placer de lo efímero
y de lo infinito
sin rasgar la cáscara
sin romper a destiempo las tiernas carnes
de angustia


"El huevo", en: Metamorfosis, de Eli Galindo (El Perro y la Rana, 2008)

Estadio II





Algunos pájaros prefieren
las más altas ramas
para descanso del duro remar
en el aire
erizadas algunas plumas
al paso del viento
la cabeza de rápidos ojos
por encima de la más elevada
hoja
obedece a los transferibles
instintos de su especie

Igual al abuelo o al bisabuelo
estos pájaros
ante cualquier movimiento
están en la rama vecina
saltan parpadean
ignorantes de lo escaso
que son cada día las serpientes
sienten los dientes
por el abuelo sentidos
regresan a la muerte
que el destino reservó a otro
que habitó un eslabón más arriba
en su larga cadena de pájaro


“Pájaros”, en: Metamorfosis, de Eli Galindo (El Perro y la Rana, 2008)

10 ago 2011

Cajita de música



We sing the nightingale song alive
Streets never border further than my sight
We sing the nightingale song alive
We might be different but our hearts won't lie

And little ever changes if anything at all
But the song rings loudly through these halls

We sing the nightingale song alive
We might be different but our hearts won't lie

And little ever changes when you view it from the sky
And the damage we encounter the earth just passes by
And little ever changes if anything at all
And we remind ourselves how small we are


“Nightingale Song”, en: Fear, de Toad The Wet Sprocket (1991)


9 ago 2011

Los panas de Rory



Lo que Leonora Carrington tuvo toda la vida con los caballos, Aurora (alias "La Bella Durmiente") lo tenía con los pájaros. Se comunicaban bien. Como crías separadas al nacer. Algo muy conveniente para Disney, que no tenía reparos para poner a cantar a sus protagonistas en los dúos, tríos (y para usted de contar) más insólitos.

6 ago 2011

En un cable




Like a bird on the wire,
like a drunk in a midnight choir
I have tried in my way to be free.
Like a worm on a hook,
like a knight from some old fashioned book
I have saved all my ribbons for thee.
If i, if i have been unkind,
I hope that you can just let it go by.
if i, if i have been untrue
I hope you know it was never to you.
Like a baby, stillborn,
like a beast with his horn
I have torn everyone who reached out for me.
but i swear by this song
and by all that i have done wrong
I will make it all up to thee.
I saw a beggar leaning on his wooden crutch,
He said to me, “you must not ask for so much”.
and a pretty woman leaning in her darkened door,
She cried to me, “hey, why not ask for more?”.
Oh, like a bird on the wire,
like a drunk in a midnight choir
have tried in my way to be free.


"Bird on the Wire", en: Songs from a Room, de Leonard Cohen (Columbia, 1969)

2 ago 2011

De los cuervos nada se sabe


nunca he sabido de dónde alzan vuelo en principio
los cuervos
ni qué los hizo irse
ni si miran atrás/o toman nota/
del olvido
que aún reposa en un poste de luz
en un estacionamiento, en la tarde, despoblado,

ni en cuál ciudad se refugió uno, cansado, de los suyos;
tal vez uno quedó convulsionando sobre
un camión sucio,
cubierto también
de otras hojas/quebradizas extintas;

a lo mejor ningún cuervo viaja más de quinientos
metros/
en toda esa vida de cuervo;
puede que piensen los cuervos que se mueven
entre paredes sólidas de aire
y den vueltas en lo que ellos llamarían
Las Esquinas,
en invisibles ángulos donde también
el viento
inútilmente
renuncia a seguir
y se lamenta
y sueña
cargadas trombas nocturnas
tolvaneras;

quizá por eso amen los cuervos lo hondo
lo empinado;
quizá para ellos se hicieron
la gracia exacta/
los incendios sin término;

no sé si piensan los cuervos que yerro
y al verme caminar/cerca/murmullan
y de un lugar muy alto hasta otro lugar alto se gritan
Otro hay allí que opina
que cree observar/
que duerme y grazna;

o nada nada cierto, tal vez
(cuando simple
sencillamente
vuelan los cuervos),
cambia para los cuervos en su negra coraza
en su paseo/ordinario/de alambre

a alambre a alambre a alambre a alambre a alambre

a alambre, como si no acabara/a alambre
a alambre a alambre a alambre a alambre a alambre
como sin fin/a alambre/cada uno de los cuervos
en redondo
(los cuervos) (Las Esquinas)


"El secreto, en el cielo, volando o no", en: Eme sin tilde, de Luis Moreno Villamediana (Equinoccio, 2009)