30 abr 2011

26 abr 2011

Nunca se calla, nunca


Es la esperanza esa cosa con plumas
que se posa en el alma,
y sin palabras su canción entona
y nunca se calla,

y más dulce se escucha en el vendaval;
y poderosa ha de ser la tormenta
que pueda abatir al pequeño pajarito
que a tantos abrigó.

Lo he escuchado las tierras más frías,
y en los mares más extraños;
mas nunca en la penuria
me pidió una migaja.

Emily Dickinson (1830-1886)

19 abr 2011

La pájara pinta, de Aída Gruebler


Si puedo, este fin de semana me lanzo para la Galería GSiete del Centro de Arte Los Galpones, en Los Chorros, donde desde el pasado domingo 10 de abril y hasta el 15 de mayo la ceramista Aída Gruebler expone más de un centenar de piezas, cuya nota común es un alado sentido del humor.

Según una nota publicada en el sitio web del diario El Nacional, la artista pasó "8 meses creando en gres, losa, porcelana, esmaltes, hierros y plumas esta muestra variadísima de aves y pájaros desde su aislamiento en San Antonio de Los Altos hasta llegar a una concepto global donde sus piezas se desbordan entre las sutiles categorías de piezas utilitarias y cerámica artística.

(...) Con más de una década sin desarrollar una muestra individual en galerías, esta ceramista de formación autodidacta nacida en Maracay, lleva 40 años creando desde las artes de fuego una personalidad artística con sus serie temáticas que van desde figuras humanas, animales, su serie losas y un inagotable desarrollo de piezas utilitarias.

(...) Los desaparecidos espacios de la Viva México, Galería Félix y del Macsi son parte de una trayectoria cuya obra ha trascendido a Bélgica, Colombia y Bolivia. Más recientemente los espacios de las Galería Azularte y Carmen Araujo mostraron en proyectos colectivos parte de su obra.

(...) La Pájara pinta estará abierta el publico de martes a sábado, de 11 am a 7 pm y los domingos de 11 am a 4 pm".

Una ocasión que no podemos dejar pasar.

17 abr 2011

Pericos violinistas, pericos beodos


Seguramente recordarán esta chillona canción infantil. Yo la recuerdo de la infancia de mi hermano y de un manual empastado que me compraron para seguir las lecciones de cuatro en casa, una vez que dejé la estudiantina del colegio (o que ella me dejó a mí; la verdad, no me acuerdo). Observen la forma dialógica y lo inadecuado del contenido para niños (la adaptación del último verso es mía).

Dónde estabas tú, periquito.
En el botiquín.
Y qué hacías tú, periquito.

Jugaba metras con Jascha Heifetz.

El último verso original dice "tocaba el violín", pero, ¿qué más da? Una vez que el protagonista revela que estaba en un botiquín, la pregunta sobre qué estaba haciendo es tan necia que deja la puerta abierta a cualquier respuesta; entre más satírica, mejor.

Y qué hacías tú, periquito.
Tocaba el violín.
¿Y cómo lo tocabas tú, periquito?
Juiqui juiqui jui
juiqui juiqui juiqui
Juiqui juiqui jui

15 abr 2011

Enrique Hernández D'Jesús: fugaces cameos de pájaros

EL PELDAÑO ES ASUNTO DE LA FATIGA

Entro a la tienda y compro hilo
Es una manera de paralizarme
de manejar la aguja


Soy la montaña
menos impulsiva

Los árboles tenemos hábitos

El enigma
los enigmas palpables


En mi vista
el agua
La clara razón ebria

Remo la morada
Abrigo el heraldo
Dónde está el oro que aleja las sospechas


La lluvia detiene
en cada gota el
movimiento de los pájaros
Y de la alta montaña
baja el olor de las flores




CON MI SEMEJANZA

Cuando descubro mi enfermedad
la hago suave
Es afortunada y armoniosa

Despójame, despójame -le digo-
a la indiferencia
y siento las emociones en cuya inmensa
lejanía guardo y enredo el perfume

Con los pliegues
sobrepaso el abismo

Luego me miro al espejo
en el fondo encuentro la evocación
Confundo el aroma

La curva juega en el desierto


Sentida la soledad
la fantasía forma lo visible

Me dejo conmover

La sensación me une a la madera pulida
Voy tocando esta angustia con la mano


En la vigilia mido el ánima
El ánima mide
y toma la palidez
mi evidencia

Es prescindible tener en la noche
la imagen desnuda


El poeta lleva en la mano un loro
La piel le huele a jardín
Hace promesas y las rompe
Y las hace
Se basta para contrastar su vida
Atrapa el aire
Es parte carnal del nacimiento
Entabla luchas
modifica los hábitos


Aquí empieza
y aquí es
donde termina
una historia de amor
(...)




VESTIGIOS

Recorro la voz
entro en el juego
en el lago rasgado

Voy creciendo
en la escritura de los labios

Soy el pájaro en el cable de alta tensión
la candela es la cima del fuego
La pura candela es la cima
Y el fuego significa sofoco
expresa acontecimientos
La candela me conmueve
y penetra la forma de mis sentidos


Me muevo
a través de la ventana
en las gotas del aguacero

En el pretil
doy vueltas
y sigo escribiendo

Logro el rótulo
la reminiscencia
A su tiempo
ni antes
ni después
el vuelo de la golondrina
lleva
mi desolación al firmamento


De: La difícil claridad (Fundación Esta Tierra de Gracia, 1999)

8 abr 2011

Filemón visto y previsto

“Años atrás, Jung experimentó frecuentes apariciones de espíritus, sobre las que escribió mucho. Sus hijos solían ver fantasmas en la casa y Jung adoptó un espíritu guía llamado Filemón, quien tenía las alas de un martín pescador y pies deformes.

‘¿Las alas de un martín pescador?’, exclamó Frau Schwarzkopf dulcemente y con evidente fascinación, aún más inclinada hacia Hinze.

‘¡Creo que no me gustaría conocer al tal Filemón!’, se rió el doctor Schwarzkopf.

Hinze continuó: ‘Jung me contó que transcribió sus conversaciones con Filemón en numerosos cuadernos y que, cierta vez, después pintar un cuadro del espíritu con forma de martín pescador, salió a dar un paseo y, ¿qué creen que halló? Un martín pescador muerto. Como sabrá, profesor Schrödinger, los martín pescadores se ven muy raramente en los alrededores de Zürich, así que fue una coincidencia que resulta difícil de explicar como un evento dramático o incluso psíquico. ¿De dónde se materializó el ave?”.


De: “Del profesor Fausto, por Heinrich Behring”, en: Mobius Dick, de Andrew Crumey (Picador, 2004)

2 abr 2011

Intrusas que simulan vuelos

Esas hojas que se meten en mi cuarto, desafiando la reja, los vidrios, la tela, ¿qué buscan? Se aventuran en la jaula de una bestia que desconocen, púdicamente enroscadas, velludas, resecas, con ese intenso olor de cosa aún viva, audaz, que entre la vegetación distingue a los que debieron ser pájaros y se quedaron hojas.

¿Qué pretenden soltando las manos de sus mayores, apareciendo a los pies de mi ventana como hijas de un vecino nunca visto, asombradas de lo lejos que han llegado en su aventura?

Decepcionante ha de ser su cara a cara con esta bruja, la reina Ginebra con Limón (o con licor de cereza), que no las convierte en gente con sus respectivos pesares, como castigo, ni las restaura a la latencia del tronco, de la rama aún no florecida.

No, esta bruja no tiene semejantes poderes. Tropieza con ellas y, con expresión de hastío, las levanta, las huele para confirmar un memoria vana, desliza la cortina y las arroja al viento como correo devuelto, cuidando que no se golpeen con nada al caer, nada que con su música, su temperatura o su tacto fracturador les marque el camino de regreso adonde no tienen espacio para su danza.

Porque es destino de las hojas ser barridas, llevadas, moverse, volar, estar a las órdenes del viento, como aves de papel tostado.

Porque "todas las hojas son del viento", diría Spinetta.