29 sept 2010

Ataques

“A veces, cuando ya no me animo a vivir, siento que un pájaro, al que le salen patas de la cabeza, comienza a darme picotazos para que me asome a la ventana.

Una vez en la ventana, desde la cual no se ve más que un árbol pelado que levanta los brazos inútilmente, la cabeza empieza a dolerme y siento repentinamente una enorme náusea. Después vomito una mezcla verdosa cuyo hedor exquisito llena la atmósfera de mi cuarto y me levanta en un gas de éxtasis.

Ya el pájaro no se ve, porque ahora lo que vuela es un puñado de patas con garras afiladas que se detienen a rasgar y a despedazar las cortinas.

El pájaro decide al fin rasgarme la espalda hasta desangrármela; la sangre se empelota automáticamente y, junto a la mezcla verdosa del vómito, el hedor exquisito ha alcanzado su límite. Caigo de bruces, sin sangre. Doy vueltas por el piso y me paro, purificado, lavado en medio de la porquería de este mundo. Abro la ventana y contemplo el árbol solitario desde cuyas ramas me gritan miles de pájaros desesperados, que arrojan sus innumerables patas hacia el centro de mis ojos”.

“Desde una ventana”, en: Los dientes de Raquel y otros textos breves, de Gabriel Jiménez Emán (1993)
*

25 sept 2010

Una diosa sin su mascota



A la Minerva, de James Barnhill, emplazada en el Elliot University Center (Carolina del Norte, EE.UU.) parece habérsele extraviado la lechuza, su principal atributo. ¿Habrá alzado el vuelo para escapar de su dueña? ¿Regresará alguna vez? ¿Hará su ausencia menos sabia a su señora?

*

11 sept 2010

Tríptico de Crespo



Callar


Nunca supe cómo se llamaba
ni cómo fue
Eligió un árbol cualquiera
Lo escuché entonar su balada oscura
su despecho negro
En eso estuvo todo el santo día
Al atardecer abandonó la rama
Entonces lo inmenso quedó enlutado
y aquí en el cuerpo


Santa Clara

A la Cusi

Lo que yo quiero es que eso que canta
prenda un brillo en vez de ser
que sea en verdad pájaro
es decir
que esté pero sin él
sin nacer todavía

que se oculte
cuando su nombre lo acose

y que no necesite de alas
sino de su sombra
para no caerse


Esa vez

En su diaria devoción por los senderos
se distraía disparándole a lo viviente
con el dedo índice.
Las perdices corrían locas,
contentas de saberse a salvo.
Una de ellas se detuvo frente al arma
imaginaria. Temblaba de temor,
incapaz de salvarse de su parecido con la pequeñez del alma
sobre lo mínimo inmenso terrestre.



En: La íntima desmesura, de Luis Alberto Crespo (2003)

*

4 sept 2010

Los ojos rojos de la rapiña



Here come the swooping hawks
Down blocks we've all forgotten
Clutching old friends in their talons
Down from the sky to the way back
Of his mind
To pick it clean, to leave nothing behind

They go from high school to high class
To higher than highnesses
They're casting spells, can't you tell?
We're helpless, hard to recover
For the dusty antique lover
But for one thing
There is always another

Demon daughters
They're all partners
Heads together
Summon their fathers
And all hell's fury
Judge and jury
You better hurry
Get him off his back

All the red, red eyes are up in the sky
And the figures they belong to are preparing to dive
Yeah they were fast as the speed of light
Whistling by me and they took him down
It was ever so gently

Demon daughters
So hot and bothered
Burning irons
Don't get much hotter
It boils up his head
All over his bed
You better hurry
Get him off his back

I found him under
A mountain of blankets
And he was shaking
It's what they fostered
A child, a monster
His head looked crooked
Then shook and shattered
You bastards
You hatched her
You hatched her

So they have finally broken
That pumping organ
Playing old numbers
On it again
Something dark and true
We all can sing to
I know the chorus now
My brain's turned black

Demon daughters
Demon daughters
Demon daughters
Demon daughters
Demon daughters


“Demon daughters”, en: Raise the Dead, de Phantom Planet (2008)

*

1 sept 2010

Cuentos de hadas: Juancito y el masoquista

“Entonces Juancito resolvió irse a correr mundo para conseguir mucho dinero y traerle a su mamá un doctor bien famoso, de esos que hacen trasplantes de corazón y le ponen riñones de mono a la gente. A media noche, Juancito amarró alguna ropa y un pan con queso en un mantel viejo y salió calladito por la ventana, sin despedirse de nadie. Y caminó, y caminó y requetecaminó hasta que llegó a un claro en el bosque donde oyó los lamentos de un pajarito que piaba desesperado. Como ya era de día, no le costó mucho trabajo encontrar al pajarito, un pajarito de plumas doradas y piquito azul que estaba en una rama; cuando Juancito se le acercó, vio que la rama estaba untada de una sustancia mucilaginosa y el pajarito no se podía despegar de ella. Entonces el pajarito le dijo:

—Muchachito, muchachito, suéltame y cómeme frito.

Pero Juancito, que como ya hemos dicho era un niño muy bueno, soltó al pajarito y le dijo que se fuera porque él no pensaba comérselo ni frito, ni estofado ni en croquetas. El pajarito insistió, pero Juancito le dijo que él tenía su pan con queso y que no tenía necesidad de estar friendo pajaritos, y más bien le ofreció una miguita de pan y una boronita de queso. El pajarito se comió el pan y el queso y con una lagrimita en cada ojito le dijo a Juancito:

—Yo lo que quería era probar si tú eras un niñito bueno y, puesto que lo he probado, voy a dar un premio a tu bondad.

Y así diciendo, se le plantó por delante a Juancito y lo invitó:

—¡Anda, arráncame una plumita!

Mucho tuvo que rogar el pajarito para que un muchachito tan bueno le arrancara una plumita pero al fin, después de mucho asegurarle que no le iba a doler ni se iba a morir de frío por una plumita menos, Juancito le arrancó la plumita. ¡Y no sabe que entonces el pajarito desapareció entre una nube de polvo de oro! El polvo de oro se fue aclarando, mientras se oía una música maravillosa como si el mismísimo Louis Armstrong hubiese estado allí tocando su trompeta, y ante Juancito se apareció un hada vestida a la última moda de París”.


Fragmento de “Juancito y la guayabita mágica”. De: “El cuento infantil”, en Obras incompletas, de Aníbal Nazoa (1969)

*